En las alcantarillas de la gran ciudad, un mundo sórdido se mueve para hacerse con el control de los sitios estratégicos, por donde las joyas de la ciudad que se pierden por los desagües suelen aparecer. En uno de ellos está el Conde (analogía de España). El lugar se lo disputan entre el Wopo (Estados Unidos) y el Renka (URSS). Y en medio de todos, las ratas, esperando pacientemente su momento… Y su momento llegó cuando el hombre, en su afán de poder, asoló la Tierra. Entonces las ratas, que si eran solidarias con las de su especie, bailaron de gozo.

Siempre habrá un manicomio, un parque solitario o una taberna donde los cuerpos fatigados de lo espantapájaros descansan de su dura y trágica existencia, y allá, tranquilos, lejos del palo que los retiene, dejan suelta la imaginación para comunicar sus miserias, sus ilusiones y su negro porvenir… hasta que la ilusión por un mundo mejor sin poderosos que dirijan sus vidas, irrumpen en sus sueños… La hermandad de los sin tierra se rebelan.